La legendaria cara Norte del Eiger, espectaculo que pude disfrutar el pasado Diciembre.


lunes, 25 de febrero de 2008

Nuevas formas de entrenamiento.

En una entrada anterior ya hablaba sobre la Marmotte, una marcha cicloturista que discurre por territorio francés. Concretamente en Los Alpes franceses. Ese, es uno de los proyectos para el próximo verano. Como hace unas semanas ya pensaba, ahí nos vamos a encontrar un buen puñado de amigos, que por razones del destino nos encontramos unos a bastante distancia de los otros. Anais y yo, ya hemos formalizado la inscripción. En principio, ella pensaba inscribirse a la mini-marmotte, que viene a ser la mitad del recorrido original, pero finalmente, se animó y nos hemos inscrito los dos en la distancia larga.

Todo ello, significa que si queremos completar este reto, habrá que entrenar mucho esta primavera con la bici. La cosa ya ha empezado. Con el buen tiempo que nos acompaña, el sábado hicimos la primera salida del año en bici de carretera, y yo por mi parte, fui un día con gente del grupo de triatlón de la universidad a hacer una ruta con montainbike. Es decir, que si el buen tiempo nos sigue acompañando, la preparación para la Marmotte no ha hecho más que comenzar.

Hace unos días, en una cadena de emails, se estaba discutiendo sobre como había que entrenar la bici, cual era la mejor estrategia. Rafa, un amigo y apasionado de la bici, nos daba su receta, que consistía en plantear batalla y un poco de competencia en cuanto la carretera miraba hacia arriba. Este método, como él bien indicaba, es el que nos sirvió el año pasado para hacer Quebrantahuesos (una marcha por el pirineo aragonés y parte de Francia de 205Km), sin mayores problemas. Pero yo, por mi parte, replicaba indicándoles mi nuevo método de entrenamiento. La descripción, que hice hace unos días era algo así:


"Yo este año estoy poniendo en práctica un novedoso sistema. No están comprobados los resultados del mismo, pero está acorde con los planteamientos teórico-prácticos que recomiendan los más prestigiosos entrenadores y expertos en triatlón. Dicha metodología consiste en lo siguiente:

El deportista ha de madrugar notablemente para llevar a cabo su entrenamiento diario de ciclismo. Esto es decir, se ha de levantar en torno a las 6:00 h. Se trata de evitar el calor y la deshidratación y, por otro lado, comenzar desde el principio con un ritmo acelerado en busqueda del calor que combata el frío ambiente (-1°). Una vez que se ha realizado correctamente el calentamiento, y tras un obligado paron (que denominaremos "clasificación postal"), comienza lo verdaderamente duro del entrenamiento. Se añade a la bici un peso que oscila sobre los 15 y 20 kg (las posibilidades son múltiples, en mi caso utilizo paquetes, periodicos, catálogos, y correo en general). Una vez que se ha suplementadoa la bici con el peso correspondiente, comenzamos a rodar. Eso si, por terreno duro. Subida, bajada, nueva subida, nueva bajada, así constantemente hasta completar un total entre 3 y 4 horas.

Para ganar potencia explosiva, bajaremos de la bici cada pocos metros, y caminaremos un poco, subiremos escaleras, etc. Para nuevamente subir a la bici y volver a la arrancada desde cero. Esto es mucho más beneficioso cuando se hace cuesta arriba. Que es cuando trabajamos en nuestro límite aeróbico. Este entrenamiento no sólo aporta potencia y resistencia en la bici, sino que también, puedes trabajar la técnica de transición. Esto es debido a que se practica mucho la subida y la bajada de la bici. Recordar que en las transiciones se pierden segundos preciosos, que se pueden ahorrar si tienes muy practicado el tema de la "bajadita" y la subida a la bici. Con este entrenamiento, se repite este ejercicio de subir y bajar sobre las 200 veces. Y finalmente llegas a casa, tras un duro día de entrenamiento-reparto-.

Se ha de advertir, que aun no están comprobados los resultados del citado método. Y habrá que esperar al verano (en la Marmotte y Malterdingen) para ver si el entrenamiento da sus frutos. Pero yo confio plenamente en el método. Acaso no fue así como gano Lance Armstrong, siete Tour de Francia. Pues él formaba parte del US Postal, y yo lo hago en la competencia del Deutsche Post. Por lo que, interpreto que su entrenamiento y el mio sería similar".


Varios meses después de comenzar con el citado entrenamiento, comienzan a saltar las señales de alarma; mi rendimiento, no se asemeja ni de lejos al de Lance Armsrong. Me mantengo en un nivel de mediocridad similar a los abueletes que salen los domingos con la bici a hacer unos kilómetros y, sobre todo, a almorzar copiosamente. Ante los deficientes resultados, son muchas las dudas que me asaltan. Dónde radica la diferencia entre el americano y yo. Si ambos seguimos el mismo entrenamiento, las diferencias deberían ser mínimas. Quizás la clave esté en la alimentación propia de EE.UU., a base de hamburguesas de Burger King, y pollo del Kentucky fried chicken. Siempre he tenido la idea que ese tipo de alimentación no era lo más saludable, pero quizá ese mega-aporte calórico, sea lo que me dé el salto de calidad que busco. O quizá, la diferencia esté en que en la US Postal se distribuya correo de forma másiva, y sus empleados estén sometidos a un regimen tiranico de explotación y jornadas laborales inacabables. Aunque yo creía que en una sociedad tan tecnológica, lo más habitual eran las comunicaciones vía Internet. No sé. Otra posibilidad, es que en Texas (de donde procede nuestro agrabio comparativo) al existir una población tan diseminada (extendida en el territorio, con muchos kilometros desde un rancho a otro) los carteros hayan de recorrer muchas millas (como dirian ellos) para entregar la tan esperada correspondencia. En definitiva, son muchas la variables que pueden afectar, y no me queda claro cual es la más relevante. Otra posibilidad es que las peculiaridades germanas influyan negativamente en el rendimiento. Con lo que me viene a la cabeza el exceso de salchichas, kuchen (pastel) y cerveza. Pero son muchos los importantes ciclistas alemanes que también habrán pasado por este regimen de alimentación, o por este clima, sin que ello les haya impedido llegar a ser grandes campeones.

No puedo concluir, con una solución a la cuestión. Sin embargo, seguiré confiando en el mencionado método de entrenamiento, hasta que mi precario alemán, me permita cambiar de aires en el terreno profesional. Hasta ese momento, seguiré entrenado cada día. O en su versión menos divertida y lúdica; trabajando como cartero en bicicleta.

Os adjunto cuatro fotos. Dos son de Schönbuch, el parque natural que rodea Tübingen, y por el que hacemos nuestras salidas de montainbike. Muy bonito, como podreis observar. Y otras dos son de carteras en bici. Una de la Deutsche Post, y la otra de Smail, la empresa en la que trabajo.

Con la esperanza de haber arrancado una sonrrisa, os mando un saludo.

Jose





lunes, 4 de febrero de 2008

Wurmlinger Kapelle

Ayer era Domingo. Si a eso se le suma que amaneció un día de sol radiante, la combinación obliga. Por aquí, cuando el sol brilla con la intensidad que ayer lo hacía, surge un impulso irrefrenable de salir a la calle y disfrutar de esos rayos, tan escasos por estos lares, que aportan calor y luminosidad. Bien digo, ayer, hacía sol, y como cada Domingo, que el tiempo lo permite, hicimos una pequeña ruta de senderismo por las zonas boscosas que rodean Tübingen. La verdad, es que existe una variedad interesante de caminos, rutas y senderos por los que perderse en esta ciudad, y muchos de ellos deparan grandes sorpresas. Si hace algunas semanas os contaba mi visita a Kloster Bebenhausen, en este caso nuestros pasos se encaminaron a una capilla cercana ubicada en lo más alto de una pequeña colina. La construcción data de finales del siglo XVII, y más que por la belleza de la edificación, ya que no nos encontramos ante una maravilla arquitectónica, lo que te deja un poso agradable es el enclave, la vista que desde ahí arriba se puede disfrutar. Sin olvidar, lo agradable del paseo y del paisaje que te acompaña durante éste. Porque, aunque hiciera buen día, el bosque estaba helado, y la vegatación escarchada desprendía la luminosidad y la claridad propias de la nieve y el hielo cuando reciben la luz solar.

Cuando abandonas la ciudad existe un no deseñable número de posibles caminos, unos asfaltados a modo de carriles bici, otros caminos rurales y como no, las sendas propias de las zonas boscosas. En definitva, son muchas las opciones de hacer camino, porque aquí, por esos caminos asfaltados se llega a otras ciudades de una forma más rápida y lineal. Son carriles bici, que por esta región inundan las praderas, los bosques, y las llanuras de terreno cultivado. Para un amante de la bici como yo, las posibildades son casi infinitas. Con bici de carretera o con la de montaña, salir y perderse por un sinfín de caminos y de bellos parajes es una idea tan atractiva, que incluso ahora, en este momento, escribiendo estas lineas, puedo imaginarme ahí con una intensidad propia de un sueño o una experiencia real.


Concretando. El paseo duró unas tres horas y media, ida y vuelta, con una parada obligada en la capilla, disfrutando de las vistas, de los pueblos cercanos que desde ahí arriba se pueden vislumbrar. Para mi, son los pueblos que me imagino en los cuentos, especialmente, en los cuentos navideños. Pero Anais me saca de mi ensoñación, y me pone en la realidad; "son sólo pueblos alemanes, ni tan peculiares, ni tan bonitos". Yo no digo que sean más o menos bonitos, sólo que, quizá por ser diferente a lo que conocía, se asemeja a la idea que muchas veces me he hecho en las descripciones de lugares, especialmente de la literatura infantil. Creo que no soy el único que ve algo especial en este lugar, ahí arriba existe un pequeño cementerio con medio centenar de tumbas, gente relevante; alcaldes, profesores, religiosos, etc. (no creo que sea económico el descanso eterno en una pequeña parcela de éstas). Supongo, que ellos también valoran la tranquilidad que ahí arriba se respira.

Porque, no se si lo he dicho ya, pero ayer hacía un día radiante. Y en días como esos, comer una manzana con el sol de frente, encima de los cuatro o cinco pueblos que nos rodeaban, me recuerda a otros momentos, a otras latitudes. Quizá: a las cevecitas en la playa de Cullera después de nadar en el mar en pleno Otoño o, incluso Invierno; también al bocadillo en algún pico de la sierra de Guadarrama después de varias horas de caminata. Son momentos de una tranquilidad y silencio desmedido, y los disfruto intensamente. Pero sólo con una condición, ha de ser un día radiante, como ayer. Porque si no lo he dicho, ayer hacia un día radiante.
Un saludo.