El retorno de Armstrong

En la pasada Vuelta ciclista a España, Lance Armstrong anunciaba que volvía a la competición después de tres años de inactividad. Desde ese momento fueron muchas las especulaciones sobre su posible rendimiento. Hubo que esperar a los primeros meses de este año para volver a verlo en competición, en una carrera australiana de pocos días de duración. De esta primera actuación, pocas conclusiones se pudieron sacar. Fue realmente en el Tour de California donde se pudieron tener datos más interesantes. En una contrereloj de poco más de 20 km perdía más de minuto y medio con el vencedor. A pesar que eran principios de temporada y de la larga inactividad, esto me indicaba que este Armstrong no era él que fue. Si en una crono corta perdía tanto tiempo, en terreno montañoso las cosas no le resultarían más sencillas.

Estos días se está disputando el Giro de Italia, y ahora sí que se está pudiendo tomar la verdadera medida de las posibilidades del americano. En la primera etapa de montaña, ya perdía tres minutos con respecto a los mejores. Y ayer mismo, en una étapa totalmente llana, llegó cortado del grupo de los principales favoritos.

Mis espectativas no lo situaban para ganar la carrera, pero si lo esperaba en posiciones más adelantadas. El tiempo dirá si a medida que pasan los días va cogiendo la forma. No hay que olvidar que hace tres semanas sufrió una fráctura de clavícula en una caída en la Vuelta a Castilla y León. Y es que "a perro flaco todo son pulgas". Cuando era el mejor y se paseaba dando exhibición tras exhibición, la suerte estaba con él. Para ganar siete tours no basta con ser el mejor. Hay que tener la suerte de cara y él la tuvo. Como cuando en la última étapa de montaña de su quinto tour una bolsa en la mano de un espectador se enganchaba en su manillar haciendolo rodar por los suelos , sin consecuencias físicas ni mecánicas (pues en este mismo puerto, pocos minutos después lanzaba un brutal ataque y sentenciaba su quinto tour de Francia). O como cuando, veía como Joseba Beloki caía delante de sus narices en un descenso y se rompía el fémur para decir adiós no sólo a la temporada, sino casi a su carrera deportiva, pués después de aquello nunca volvió a ser el mismo. Es evidente que era el mejor, pero viendolo evitar a Beloki saliéndose por la cuneta para retomar la carretera varios metros más abajo, te das cuenta que la suerte estaba de su lado.

Ahora ya no le acompaña ni las fuerzas ni aquella suerte (la caída del pasado mes así lo demuestra). La pregunta ahora será cómo alguien acostumbrado a ser el mejor, se adapta a ser uno más, a sufrir no para ganar, sino para no perder tiempo. Y esta batalla no será nada fácil para él. Alguien tan ambicioso que disputaba cada étapa con la intención de ganar todo, de no dejar nada para los demás (la antítesis la encontramos en Miguel Indurain que era generoso con el resto de ciclistas como pocos) no será facil pasar a perder la cabeza de carrera cuando comienzan las primeras estribaciones de los puertos importantes.

El tiempo nos dirá si sale triunfador de esta batalla, como lo hizo en su lucha contra el cáncer hace una década, y va a más o por el contrario cae en el desencanto producto de la desilusión.

Un saludo